Roommate Ready: Navegar por la vida compartida con confianza
La vida compartida puede ser una gran alternativa a las residencias colectivas o los centros de cuidados de larga duración. Vivir con un compañero de piso te permite vivir de forma independiente al tiempo que compartes las muchas responsabilidades que ello conlleva. Además, te ofrece compañía y la sensación de formar parte de una comunidad.
Recuerda que los compañeros de piso participan en pie de igualdad en el mantenimiento de la casa y en la toma de decisiones sobre ella. Eso significa que debes pensar bien a la hora de elegir a tu compañero de piso.
Mucha gente asume (falsamente) que las personas con discapacidad sólo deben vivir con familiares u otras personas con discapacidad. Esto no es necesariamente así. Como verás aquí, algunas personas sin discapacidad están encantadas de compartir habitación con quienes sí la tienen y, en algunas situaciones, incluso pueden aceptar prestar apoyo más allá de compartir espacio y alquiler.
Compañeros de piso solidarios
Un compañero de piso que ofrece apoyo se conoce a veces como compañero de piso cuidador. Esta persona puede tener o no una discapacidad. Por lo general, ayudan de una forma orientada a los compañeros de piso, como encargándose de más tareas domésticas o conduciendo, aunque en algunos casos pueden ofrecer más cuidados personales. Esto puede hacerse a cambio de una ayuda para el alquiler u otros medios de pago, pero no siempre.
Si decides buscar un compañero de piso que te apoye, existen servicios que pueden ayudarte a encontrarlo (véase «Encontrar un compañero de piso» más adelante). No obstante, sea cual sea el acuerdo al que llegues, asegúrate de que existe un acuerdo claro sobre si esa persona ofrecerá determinados tipos de servicios y si se le pagará por ellos.
Además, recuerda que ser compañero de piso suele ser un puesto temporal. Puede ser útil preguntar sobre los planes de futuro de cada uno, y luego considerar cómo encajan esos planes. Los estudiantes se gradúan, la gente se casa o consigue trabajo, se muda… tener un compañero de piso que te apoye puede facilitar la transición a la vida independiente, pero es importante no contar con que sea una situación permanente.
Encontrar compañero de piso
Empieza por hablar con amigos, compañeros y familiares sobre tu deseo de compartir vivienda: a veces esas personas pueden ponerte en contacto con gente que conocen y que podría estar interesada. Además, pueden conocer contigo a posibles compañeros de piso y ayudarte a decidir si encajan bien.
Los Centros para la Vida Independiente y Nevada 211 son dos grandes recursos que pueden ayudarle a encontrar vivienda, ayuda financiera, e incluso un compañero de cuarto de apoyo. Ponerse en contacto con las organizaciones comunitarias locales que apoyan a las personas con discapacidad también puede ser un buen paso para encontrar un compañero de piso que también tenga una discapacidad.
También hay sitios web y aplicaciones que pueden ayudarte a encontrar compañero de piso. Sitios como Rumi o Homies están diseñados específicamente para ayudar a las personas con discapacidad a encontrar compañeros de piso que les apoyen. También pueden ser útiles otros sitios no centrados en la discapacidad, algunos de los cuales permiten incluso filtrar las coincidencias por estilo de vida (por ejemplo https://www.iroomit.com/roommates/nv ). Por ejemplo, puedes configurarlo para descartar a personas que fumen, tengan mascotas, etc. Cuanto más comparta cada uno sobre sí mismo en estos sitios, más fácil será seleccionar a las personas que son una buena pareja.
Si tu primera experiencia de vida independiente es en una residencia universitaria, es posible que te asignen un compañero de piso al azar. En esta situación, es posible que no sepáis casi nada el uno del otro cuando os mudéis. Para las personas con discapacidad, especialmente las que no son visibles, puede resultar difícil averiguar cómo compartir esta información. En esta situación, es importante ser claro desde el principio sobre tu discapacidad, cómo afecta a la forma en que te mueves y utilizas el espacio compartido, y puedes abordar cualquier malentendido o expectativa. También es importante informarles de las zonas a las que no puedes acceder, como una estantería alta, y decirles si hay alguna tarea doméstica que no puedas hacer.
Selección del compañero de piso
Si vives con alguien, es bueno que su estilo de vida complemente el tuyo. Por ejemplo, si eres madrugador, pero tu compañero de piso es un búho nocturno y se queda hasta tarde viendo la tele, es posible que tengáis desacuerdos por el ruido a altas horas de la noche o a primera hora de la mañana. Del mismo modo, si tu compañero de piso fuma y tú no, o si tú comes carne pero él es vegetariano, estas cuestiones pueden causar graves conflictos por los olores del humo o de la carne cocinándose, las cenizas en la casa o la carne de hamburguesa en el frigorífico.
Hable de lo que cada uno espera de la relación. Algunas personas consideran a los compañeros de piso como amigos incorporados, mientras que otras sólo quieren a alguien con quien compartir gastos y no tienen expectativas ni interés en ser amigos. No hay un único enfoque correcto, pero si buscas compañía de alguien que está fuera la mayoría de los días y sólo quiere un lugar donde dormir, podrías acabar decepcionado.
Decide con antelación cuáles son los aspectos que te impiden llegar a un acuerdo, es decir, en qué cosas no transigirás pase lo que pase. Por ejemplo, para algunas personas, fumar es un un obstáculo. Para otras, las mascotas. Si encuentras un posible compañero de piso que es alérgico a los perros y tú tienes un perro de servicio, eso no funcionará.
A la hora de considerar posibles compañeros de piso, deberíais planear reuniros, ya sea en persona o por teléfono o videollamada, al menos un par de veces para conoceros y saber lo que cada uno necesita del acuerdo. Éstas son algunas de las cosas de las que deberíais hablar:
- El dinero: Este puede ser un tema delicado, pero no puedes permitirte el lujo de evitarlo. Cada uno debe poder pagar la parte que le corresponde. Discutid el alquiler que pagará cada uno, así como los servicios públicos y otros gastos. Asegúrate de hablar de tus ingresos y de si son fiables. Si alguno de los dos pierde inesperadamente su trabajo, ¿cómo se pagarán las facturas?
- Limpieza: ¿Cuáles son tus preferencias para el mantenimiento del hogar? Algunas personas son maniáticas del orden, mientras que a otras simplemente les da igual. Tal vez uno de los dos prefiera ocuparse de los platos mientras que el otro disfruta con el césped. ¿Podéis poneros de acuerdo sobre algunas normas básicas para mantener limpios los espacios que compartís?
- Vida social: Pregúntense mutuamente sobre su vida social y sus hábitos. Si uno de vosotros es hogareño y al otro le gustan las fiestas y los invitados nocturnos, podéis chocar rápidamente. Si eres estudiante y necesitas horarios tranquilos, busca a alguien cuyos hábitos sociales encajen con los tuyos.
- Compañeros de piso inesperados: Hablando de invitados nocturnos, pregunta a cualquier compañero de piso potencial si tiene amigos o parejas románticas que puedan pasar mucho tiempo en tu nuevo hogar. Lo último que quieres es un compañero de piso que no esperabas y que no te ayuda a pagar las facturas. Es una buena idea establecer normas básicas sobre las visitas frecuentes.
- La alimentación: Todos tenemos que comer, pero cada uno tiene su propia forma de hacerlo. Algunos prefieren comprar alimentos y comer en casa, mientras que otros prefieren la comida para llevar o ir a restaurantes. ¿Cómo vais a resolver esto? ¿Preferís comprar y comer cada uno lo vuestro o compartir la compra y la cocina?
- Entretenimiento: Las zonas comunes suelen tener elementos de entretenimiento, como televisores, equipos de música, consolas de videojuegos o incluso juegos de mesa, como billares o futbolines. Cómo se utilizarán y cómo puedes estar seguro de que los compartiréis de forma justa para ambos?
Parte de lo bueno de encontrar un compañero de piso es conocer a alguien nuevo. No pasa nada si sois diferentes el uno del otro. De hecho, ¡está bien! Sólo asegúrate de que os tomáis el tiempo necesario para escucharos el uno al otro y pensar si os parece que encajan bien. Tu instinto te guiará a menudo en la dirección correcta.
Adaptarse
Una vez que hayas encontrado compañero de piso y comenzado el proceso de mudanza, es un buen momento para establecer algunas normas domésticas. Si no estás seguro de por dónde empezar, Home Share Online te ofrece una estupenda plantilla de acuerdo de compañeros de piso que puede ayudarte a empezar a establecer juntos algunas normas básicas.
Incluso sin un reglamento escrito, es buena idea programar reuniones para conocerse y establecer algunas normas sencillas para la casa: cómo y cuándo se paga cada factura, cómo y cuándo se hacen las tareas domésticas, cómo se organizan las zonas comunes, como la cocina o el salón, y cómo se resuelven las disputas. Piensa en un sistema para comunicaros entre vosotros: ¿texto? ¿Un tablón de anuncios o de borrado en seco? ¿Un bloc de notas? También deberías planificar las emergencias Comparte la información de contacto en caso de emergencia y discute cómo actuar ante posibles emergencias médicas o de otro tipo.
Haz una lista de los artículos que necesitarás para tu casa y que ninguno de los dos tiene actualmente. ¿Comprarán juntos estos artículos y cada uno pagará una parte? ¿Comprará uno de vosotros una serie de artículos y el otro el resto? Asegúrate de que queda muy claro, y estate dispuesto a llegar a un acuerdo. Vivir con un compañero de piso es cuestión de compromiso: cada uno de vosotros cede un poco para llegar a un acuerdo que os permita llevaros bien.
Por último, recuerda que mudarse con un compañero de piso puede ser abrumador. Mudarse es una de las experiencias más estresantes que se pueden vivir, y hacerlo con una persona nueva, alguien con quien nunca has vivido antes y a quien ni siquiera conoces del todo bien, puede ser aterrador. Tómese su tiempo para adaptarse, incluso dividiendo la mudanza en pequeños pasos para evitar sentirse abrumado.
No pasa nada si sientes cierta pena o tristeza por la mudanza. Puede que a veces sientas miedo o nostalgia. Es muy normal. Si vas a un consejero, háblalo con él. O habla con un familiar o amigo de confianza sobre cómo te sientes y piensa en algunas formas de sobrellevarlo. Y habla con tu compañero de piso sobre cualquier preocupación que tengas. Puede que se sienta igual que tú. Puede que tardes algún tiempo en adaptarte del todo, pero lo conseguirás; ten paciencia contigo mismo.
La relación de compañeros de piso
Cuando se trata de vivir con un compañero de piso -alguien que no es pariente tuyo- la clave del éxito es la comunicación. Debéis ser capaces de hablar abiertamente el uno con el otro, escucharos mutuamente y compartir vuestros pensamientos con sinceridad. Además, organizarse y planificar juntos puede mejorar la convivencia. Construir una base de confianza y respeto es clave para ser un buen compañero de piso.
Tu compañero de piso no es tu familia. Es muy importante recordarlo. Las normas son distintas con los compañeros de piso. Tiene que haber límites, normas mutuamente acordadas. Y la forma de comportarse es, y debe ser, diferente con un compañero de piso que con un padre o un hermano. Los compañeros de piso participan en pie de igualdad en el mantenimiento de la casa y en la toma de decisiones. Para algunos, esto puede significar tener reuniones periódicas en casa para discutir los problemas. Para otros, puede ser útil una lista escrita de normas básicas. Decidas lo que decidas, asegúrate de mantener una línea de comunicación abierta.
Otra cosa sobre los compañeros de piso: Mantén los límites. Tus cosas son tuyas y las de tu compañero son suyas. No es como en una familia, donde la mayoría de las cosas se comparten. Eso significa que no entres en su habitación si no te han invitado; no comas su comida ni te pongas su ropa ni utilices sus productos a menos que te den permiso. Respeta su espacio personal y sus pertenencias (¡incluida la comida!). Acostúmbrate a pedir permiso para entrar en sus espacios personales o utilizar sus pertenencias. Incluso puede ser bueno practicar esto en casa con tu familia antes de irte a vivir con tu compañero de piso.