Bañe su cuerpo
¿Baño o ducha?
Es posible que prefieras uno u otro. Los expertos dicen que la ducha es más limpia que el baño: el agua sucia se va por el desagüe en la ducha, en vez de quedarse en la bañera, donde estás a remojo.
Pero eso no significa que los baños sean malos. Los baños pueden ser muy relajantes y ayudan a aliviar los músculos doloridos. Incluso ayudan a aliviar el estrés y la depresión. Y puede que te resulte más fácil llegar a algunas partes del cuerpo si te sientas en la bañera en vez de estar de pie en la ducha.
Lo importante es que te desintoxiques. Aquí tienes algunos consejos.
Limpia tu cuerpo todos los días
Esto es especialmente importante para los adolescentes, cuyos cambios hormonales les hacen más propensos a parecer, oler y sentirse sucios. Los adultos pueden saltarse un día de vez en cuando. Los expertos recomiendan ducharse (o bañarse) de 4 a 6 veces por semana.
Usa jabón
Al igual que aprendiste sobre el lavado de manos, el agua no basta para eliminar todos los gérmenes. Utiliza siempre jabón o gel de baño/ducha. Elige el que más te guste, ya sea por su tacto, su aroma o sus ingredientes.
Lavar de arriba abajo
Empieza lavándote primero la cabeza y la cara, y luego ve bajando. Así evitarás que la suciedad suba de esas zonas a la cara y la cabeza. A medida que te aclaras, el agua fluye hacia abajo, por lo que las partes más sucias del cuerpo (los genitales, las nalgas y los pies) tardan más en lavarse y aclararse.
Fosas, pantalones, pies
Cuando te duchas o te bañas, las partes más importantes del cuerpo que debes lavar son las axilas, las nalgas, los genitales y los pies. No suele ser necesario fregar los brazos, el vientre, el pecho o las piernas, ya que esas zonas no suelen ensuciarse tanto. De hecho, si las friegas demasiado, la piel puede resecarse demasiado y provocar picores. Concéntrate en las axilas, los pantalones y los pies, y el agua jabonosa que corre por las demás partes del cuerpo es suficiente para limpiarlas. De este modo, te asegurarás de proteger tu piel mientras limpias las partes del cuerpo que más lo necesitan.
Cuidado con la cara
La piel del rostro suele ser más sensible que la del resto del cuerpo. Por eso algunas personas utilizan limpiadores faciales especiales en lugar de jabón normal, ya que suelen ser más suaves con la piel. Asegúrate de seguir las instrucciones del envase.
Utiliza una esponja, un estropajo, una toallita o las manos.
Si utilizas una toallita, mójala primero, añade jabón, frótala hasta que haga espuma, lávate la cara y aclara. Lo mismo ocurre con una esponja vegetal. Pueden servir para exfoliar la piel, es decir, para eliminar las células muertas. Pero no hace falta que tengas estos artículos especiales. Si prefieres ponerte jabón directamente en las manos y luego lavarte la piel, ¡no pasa nada!
No dejes que el agua se caliente demasiado
Bañarse con agua muy caliente no tiene ninguna ventaja. De hecho, si está demasiado caliente, puede dañar la piel al eliminar los aceites necesarios y resecarla más tarde. Además, puedes quemarte. Y no te quedes en la ducha más tiempo del necesario, ya que también puede resecarte la piel más tarde.
Aclarar bien
Asegúrate de eliminar todo el jabón. Si no lo haces, parte de los restos de jabón pueden irritarte la piel y provocar sarpullidos o picores.
Secar con palmaditas, sin frotar
Cuando salgas de la ducha o el baño, utiliza la toalla para quitarte el agua de la piel. Frotar puede ser áspero para la piel y provocarle rozaduras o resecarla.