Illustration of a young woman in a wheelchair cooking.

¡A cocinar!

Cocinar es algo más que comer. Cuando decides qué comer y cuándo, experimentas una sensación de independencia al tomar el control sobre los sabores y nutrientes de tus alimentos. Y cuando comas una comida preparada por ti, también sentirás confianza y orgullo.

Además, ¡cocinar te permite dar rienda suelta a tu creatividad! Al igual que componer una canción, montar un conjunto o pintar un cuadro implica combinar elementos en función de tus gustos, cocinar implica ajustar los sabores en función de los ingredientes que TÚ crees que saben bien juntos. Espolvorea hierbas y condimentos, añade un poco de queso o beicon o mezcla sólo las verduras que te gusten (dejando fuera las que no): todo depende de ti. Incluso cuando una comida no salga como esperabas, recuerda que el proceso de cocinar puede consistir en experimentar. Puedes aprender y volver a intentarlo de otra manera la próxima vez, poniendo de nuevo en práctica esa creatividad.

Cocinar es también una forma estupenda de conectar con los seres queridos. Tal vez tus abuelos o tus padres puedan enseñarte a preparar una receta familiar muy querida mientras compartís recuerdos de cuando la disfrutasteis. Tal vez puedas enseñar a un hermano a preparar un plato que os encanta. Que quieras ser independiente no significa que no puedas pedir ayuda; a todos nos viene bien un poco de ayuda y consejo en la cocina. Haz equipo con otros y a ver qué magia podéis cocinar juntos.

Y la alegría que sentirás al alimentar y nutrir a tus seres queridos es algo que querrás experimentar una y otra vez.

He aquí algunos consejos para hacer de la cocina una tarea sabrosa en lugar de un deber deprimente:

Disponga una cocina accesible

Si estás listo para empezar a cocinar para ti mismo, lo primero que tendrás que hacer es convertirlo en un lugar cómodo para trabajar. Busca formas de hacer las superficies más bajas o más accesibles. Por ejemplo, ¿puedes sacar un cajón y colocar encima una tabla de cortar? Piensa en opciones como estanterías retráctiles que puedas sacar cuando las necesites y luego guardarlas, utensilios codificados por colores, etiquetas en los recipientes, carros rodantes u organización de la cocina que mantenga accesible todo lo que necesites alcanzar sin tener que moverte por toda la cocina.

Si compartes la cocina con un compañero de piso o con otros miembros de la familia, hablad de cómo podéis hacer algunos pequeños cambios que favorezcan tu independencia y sean útiles para todos los que utilicen la cocina.

También es importante asegurarse de mantener la cocina despejada. Asegúrate de que las superficies estén limpias y libres de objetos que puedan interferir en tu trabajo.

Construye un plato nutritivo

Recuerda que todo el mundo debe consumir proteínas, cereales, frutas, verduras y lácteos todos los días para mantenerse sano. El USDA MiPlato es un recurso que te puede ayudar sugiriéndote formas de incorporar todos estos alimentos a tu dieta, e incluso te ofrece sugerencias de comidas asequibles. Incluso una comida económica puede ser nutritiva: alubias con arroz, huevos con tostadas y pasta con verduras congeladas son comidas sanas que no afectan al bolsillo.

Si tiene problemas para leer las etiquetas de los alimentos esta página de la Blind Welfare Society ofrece otros recursos que pueden ayudarle.

Comienzo sencillo

Cocinar no tiene por qué ser complicado. Por muy bonito que te parezca preparar un filete a la Diane o un coq au vin, quizá sea mejor empezar con recetas sencillas e ir subiendo hasta llegar a lo más elaborado. Busca recetas que puedan cocinarse en el microondas o que sólo requieran unos pocos ingredientes o una sartén. Prepara batidos o alimentos que puedan comerse fríos. Busca atajos, como salsas precocinadas o productos previamente limpiados o troceados. Algunos productos precortados pueden costar más, porque pagas la mano de obra y el envasado, pero sin duda son más prácticos.

Pruebe las comidas precocinadas

La mayoría de las tiendas de comestibles ofrecen ahora comidas precocinadas o kits de comida, que suelen encontrarse en las zonas de charcutería o carnicería. Desde pollo Alfredo hasta pollo agridulce o pimientos rellenos, suele haber una gran variedad de platos entre los que elegir, sea cual sea su tipo de cocina preferida o sus necesidades dietéticas. Y lo que es mejor, el envase suele incluir instrucciones fáciles de seguir para calentarlos.

Otra opción que a muchos les resulta útil es suscribirse a uno de los muchos servicios de reparto de comidas, como HelloFresh, Hungryrooto Delantal Azul. Hay docenas para elegir, y algunos se especializan en determinadas dietas, como las basadas en plantas o las hiperproteicas. Basta con hacer el pedido y la caja contendrá la cantidad exacta de cada ingrediente necesaria para preparar una receta, con instrucciones paso a paso.

Por último, muchos restaurantes locales y servicios de comida a domicilio pueden ofrecer opciones de comida para personas con problemas de movilidad, como platos saludables ya preparados o kits de comida adaptados a sus restricciones dietéticas. Algunos ejemplos locales son Foodie Fit o 702prep en Las Vegas.

Prepare comidas en una sola olla, cacerola o de cocción lenta

Cualquier cocinero casero experimentado le dirá que una comida de una sola olla o de cocción lenta es una gozada. Significa menos cosas que vigilar y menos cosas que limpiar después. Si puedes encontrar una receta que implique empezar con una olla y simplemente añadirle ingredientes, en lugar de cocinar elementos separados a la vez, mejorarás tus posibilidades de éxito.

Las comidas en olla de cocción lenta también tienen la ventaja de no necesitar vigilancia. Basta con meter todo en la olla, taparla y encenderla. Incluso puedes ponerla en marcha antes de salir. Cuando vuelvas a casa, olerá delicioso y la cena estará lista para cuando llegues tú.

Programar días de preparación de comidas

Busca recetas de platos grandes, para que puedas pasar un día en la cocina y tener comida para toda la semana. Por ejemplo, puedes asar un pollo entero y cocer una olla grande de arroz, luego picar una gran cantidad de lechuga y otras verduras en un bol para la ensalada. A continuación, coloca porciones individuales de pollo, una cucharada grande de arroz y un poco de ensalada en recipientes de tamaño individual que guardes en el frigorífico. Después, sólo tienes que cogerlos, recalentarlos en el microondas y rociar la ensalada con un poco de aliño… ¡voilá! Una comida sana lista cuando tú quieras. Este planteamiento también te ayuda a ahorrar dinero; desperdicias menos comida y, cuando tienes platos listos para comer, es menos probable que compres comida por impulso en restaurantes o tiendas.

Lea la receta antes de empezar a cocinar

Incluso las personas con mucha experiencia en la cocina olvidan a veces este paso, pero es una de las tareas más importantes en la cocina: Lea su receta hasta el final antes de coger un cuchillo o encender el horno. ¿Por qué? Puede parecer que las recetas están escritas para que simplemente leas el primer paso, lo hagas y luego pases al segundo. Pero en muchos casos, si haces el paso 1 sin mirar hacia delante, puedes cometer un error.

Por ejemplo, una receta puede pedir «3 cucharadas soperas de aceite de oliva, divididas». La palabra «divididas» significa que no utilizarás las tres cucharadas de una vez. Puede utilizar una cucharada y añadir las otras dos más tarde. Si echas las tres de golpe, podrías arruinar toda la receta. Lo mismo ocurre con las instrucciones para subir o bajar el fuego, para cocer algo sólo parcialmente y retirarlo del fuego hasta más tarde, etcétera. Leer con antelación te ayuda a asegurarte de que tienes en cuenta instrucciones especiales como éstas, lo que reduce las posibilidades de estropear la comida.

Prepárese

Después de leer la receta hasta el final, divídela en el menor número de pasos posible. Reúne todos los ingredientes en un mismo lugar. Mide previamente los ingredientes. Pícalo todo antes para que esté listo cuando lo necesites. Engrasa las sartenes, toma nota de las cantidades «divididas», fíjate en las advertencias del autor de la receta y familiarízate con lo que va antes y después de cada cosa. Este tiempo de preparación ayuda a que el proceso de cocinar sea menos estresante.

Utilizar herramientas tecnológicas

Por supuesto, probablemente ya sepa que hay millones de recetas disponibles en Internet para satisfacer cualquier necesidad o antojo. ¿Busca una buena receta de pollo, un aperitivo para una comida popular o un postre sin hornear? Basta con introducirlo en una búsqueda en Internet y aparecerán cientos de ideas. Pero hay otras herramientas tecnológicas que pueden ayudarte a cocinar.

Generadores de recetas AI, como ChefGPT, Dishgeno Let’s Foodie (y muchos otros), elaborarán recetas por ti basándose en los ingredientes y utensilios que ya tengas a mano. Incluso puedes programarlas para que elaboren recetas que se adapten a tu nivel de habilidad culinaria. Algunas son gratuitas o de muy bajo coste, pero las versiones gratuitas pueden limitar el número de recetas que puedes utilizar cada mes.

Tienes un asistente inteligente activado por voz, como Amazon Echo, Google Home o Apple HomePod? Estas herramientas pueden ayudarte con numerosas tareas relacionadas con la cocina. Añade a tu lista de la compra, busca determinados tipos de recetas, convierte onzas a cucharadas o tazas, encuentra sustitutos para los ingredientes que te puedan faltar y establece temporizadores de cocción.

Nota para los cuidadores

Puede resultar tentador intervenir y ayudar a una persona discapacitada mientras cocina, para hacer las cosas «más fáciles». Pero aunque tengas la sensación de estar haciendo algo bueno, puedes contrarrestar cualquier esfuerzo que esté haciendo para ser independiente. Lo mejor es respetar sus elecciones y técnicas y dejar claro que estás disponible para ayudar si lo necesitan, pero no te metas sin más. Permíteles tomar decisiones y pedir ayuda cuando la necesiten, pero que hagan lo que puedan, mientras puedan.